miércoles, 7 de julio de 2010

EL AMIGO M

Un amigo mío, al que para nombrarlo llamaremos M, profesor de literatura y asiduo lector de este blog incipiente, me ha invitado a una copa de vino y me ha dicho, en un tono casi acusador, que echa en falta “tres asuntos” –son sus palabras.

El primero se refiere a las clasificaciones de las películas comentadas antes de “Clasificaciones y calificaciones”, de aquéllas a las que he asignado un número calificatorio pero no una letra clasificatoria. No tengo ningún problema al respecto, sobre todo si se trata de complacer a un amigo. Helas aquí: La diligencia - B5, El año pasado en Marienbah - A’5, La dolce vita - A4, Vivir -A5.

El segundo se refiere a que ha observado que todas las películas comentadas, excepto una, son consideradas buenas, a juzgar por la clasificación-calificación. A este respecto tengo que decirle que, en efecto, prefiero ver varias veces películas que me interesan que una sola vez otras que considero prescindibles. No obstante, en alguna ocasión, con el propósito de parcelar el terreno, o tal vez de deslindarlo, hablaré de alguna que no llega al B3. Claro que, llegado el caso, me ocuparé de una que considere mala pero que tenga cierta fama; no tendría mucho sentido que le dedicara palabras y tiempo (ese “oro”, perdón, ese “toro” --según dice Balzac que dice no sé quién) a una de las diez mil películas olvidables del tipo C, ésas que se han realizado con poca gracia y menos talento, sólo con el propósito de abastecer a los espectadores adictos.

El tercer “pero” de mi amigo M se refiere a que no me ocupo de las películas “de ahora mismo”. Cierto; y así será, con las correspondientes excepciones. Tengo entendido que se han realizado más películas estupendas de 1915 a 1995 que en los últimos cinco años. Pienso que el cine está constituido por las películas interesantes que se han realizado y por los comentarios fructíferos que en torno a ellas se han escrito, no por las que ponen en las salas en este momento ni mucho menos por las que publicita el instante; como, por ejemplo, Avatar –de la que por cierto no tendría mala opinión, aunque no sea sino por sus esplendorosas imágenes-- o Alicia en el país de las maravillas (Tim Burton) --de la que no tengo muy buena opinión, pues sigo prefiriendo la de dibujos animados realizada en la factoría Disney hace ya muchos años, dirigida por Geromini. No creo que M se extrañe de “este asunto”, pues también él considera que la literatura está constituida por los libros magníficos que se han escrito desde Homero y Hesíodo hasta Sebald y Coetzee y no por la última novela alabada en la página literaria de ayer.

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