El año pasado en Marienbad (A. Resnais, 1961) está constituida por constantes flash-backs no ilustrativos, remotos, ninguno de los cuales guarda relación cronológica con los otros, con el presente ni con la realidad. Tiene la lógica de los sueños y de la memoria. Podríamos decir que tiene la lógica del sueño y el tono reiterativo e inconcluso de una pesadilla laberíntica; de una pesadilla constituida por reiteraciones, por música de órgano, por pasillos suntuosos, por unos personajes que apenas hablan, que apenas se relacionan pero que deambulan una y una vez por los constantes corredores de un hotel que es un palacio enorme, suntuoso, un palacio lleno de pasillos, de corredores, de alfombras, entre cuyas altas paredes suena música de órgano y por el que pasean unos personajes que apenas hablan, que apenas se relacionan pero que deambulan una y otra vez por pasillos suntuosos, sobre gruesas alfombras, a través de ricas lámparas, de arabescos, de espejos, mientras una voz reiterativa, misteriosa e hipnótica, se desplaza por un hotel de otros tiempos, por un palacio inmenso y lúgubre.
domingo, 11 de abril de 2010
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