martes, 21 de diciembre de 2010

FUEGO VERDE – B3

No todo el cine tiene que ser serio y aludir a problemas del ser. Es interesante que también haya películas divertidas, alejadas de los presupuestos de Robert Bresson. Pueden ser entretenidas y aleccionadoras. Está bien que algunas sean espectáculos, no sólo se vive de metafísica. Muchas del cine de géneros son así. Tal es el caso de Fuego verde, dirigida por Andrew Marton, del que apenas recuerdo Norte salvaje.

En la que suscita este comentario hay acción, amores, amistad, ríos navegables, árboles, cafetales, color, bandidos, edificios pintados de naranja, un poblado sobre las aguas… Yo diría que es interesante no tanto por lo que cuenta como por lo que muestra. También contiene momentos inolvidables.

Puesto que se inscribe en el género de aventuras, el protagonista es un hombre dispuesto a dejar atrás su casa y su patria para recorrer medio mundo y, después de pasar hambre y fatigas, intentar por todos los medios conseguir lo que se ha propuesto, en este caso unas esmeraldas escondidas en las altas montañas de Colombia. Lo bueno del bueno de la película es que no es malo, pues no mata por nada; pero sí ruin, pues con tal de conseguir lo que se ha propuesto, es capaz de “traicionar” al amigo y a la enamorada.

Como debe suceder en este tipo de películas, el final es como debe ser. El chico comprende que unas esmeraldas no valen lo que la amistad y el amor. Stetwarg Granger está muy bien, como siempre en este tipo de papeles: Scaramouche, Moonfleet, Beau Brummell, etc. Grace Kelly está un poquito menos tonta y un pelín más fea que en El cisne o en Mogambo. A mí Fuego verde me parece más entretenida que las de Indiana Jones --a las que también les otorgaría un B3-- pues al fin tiene menos metraje.

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