viernes, 3 de septiembre de 2010

EL HOMBRE DE LA ISLA – A3

Conviene tener en cuenta la política de autores, siempre que estemos dispuestos a ponerla en entredicho en caso necesario. A mí me emociona ver cualquier obra de John Ford o de Igmar Bergman, lo que no evita que piense que El precio de la gloria o Esas mujeres son por completo prescindibles. También hay directores por lo que general mediocres que realizaron alguna película estupenda. Las gracias de Mel Brooks no me hacen gracia, excepto Silent movie, titulada en España La última locura, que me parece magnífica, un conjunto de gracias inteligentes y de buen tono, tal vez un ejemplar único de cine cómico. Un caso extremo en este sentido es el del director y la película que nos ocupa.

Tenía un recuerdo lejano de El hombre de la isla, según el cual era interesante. Lo que pasa es que me resistía a creer en dicho recuerdo, sobre todo después de saber que a Vicente Escrivá se deben cosas tales como Zorrita Martínez, Polvo eres, Lo verde empieza en los Pirineros… Pues bien, he tenido la oportunidad de verla no hace mucho y estoy de acuerdo con mi memoria. Es una película en verdad interesante, y bastante parecida a Strómboli; claro que la de Rosselllini es de 1949 y la de Escrivá de 1961.


Berta, una alemana de ascendencia mediterránea, llega a un pueblo de la costa española, con el propósito de casarse con Lorenzo Ortega, apellidado El Moro, al que ha conocido por carta. Desde el comienzo afloran los conflictos que inevitablemente se producen entre una mujer educada y un pescador bruto que vive en un islote próximo a la costa. Suponemos que la acción transcurre antes de 1936 puesto que pueden casarse sólo por lo civil.

Él es un viudo resentido, egoísta, sobrado de sí mismo, que no quiere a nadie y al que nadie le dirige el saludo. Luego sabremos que tiene motivos para actuar así; también los habitantes del pueblo tienen motivos para no considerar a Lorenzo uno de los suyos. Ella es de ciudad y carga un oscuro pasado.

A pesar del parecido y del retraso, y a pesar de la filmografía del director, El hombre de la isla es una película estimable. La llegada de la mujer, la visión del pueblo, la historia, el ambiente, la planificación, los conflictos… todo es ajustado, tiene sentido, responde a lo que se llama una película como son las películas. El islote en el que vive Lorenzo, los conflictos con los otros pescadores, el acantilado por el que han de bajar si quieren encontrar peces en abundancia… tienen presencia física y entidad dramática.

Las imágenes son estupendas, igual que las interpretaciones, en especial las de Francisco Rabal y Marga López; la película es parecida a Strómboli, ya lo hemos dicho, pero, olvidándonos de los diez o doce años que las separan, creo que El hombre de la isla no desmerece de la estupenda cinta de Rossellini.

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